Como ya ha sido mencionado en este mismo blog y, además, se trata de un tema conocido mundialmente, la empatía es un valor esencial para reducir las desigualdades sociales. Sin embargo, en la actualidad ha aparecido un fenómeno conocido como aporofobia, que, como dice en el título, nos aleja de comprender las situaciones ajenas de pobreza.
La aporofobia se trata un fenómeno que está en el origen de las corrientes de
xenofobia y racismo que se extienden por el acomodado mundo occidental y se basa en ignorar a los pobres por causas como miedo, aversión e incluso rechazo a ellos.
Según el Observatorio Hatento, una iniciativa de las entidades sociales
para denunciar agresiones a las personas sin techo, el 47% de quienes
viven en la calle han sido víctimas de delitos de odio. Por su situación
de exclusión, son también los más indefensos. La recesión económica ha
exacerbado el miedo a la pobreza porque nos ha hecho ver que todos somos
vulnerables.
Pero para que el miedo se convierta en rechazo es preciso un proceso
mental que anule la compasión y la empatía. Ese proceso lo proporciona
la ideología y se activa cuando señala a los pobres como culpables de su
pobreza. Cuando afirma que la pobreza no es fruto de unas condiciones
estructurales que dejan a muchos en la cuneta, sino el resultado de una
indolencia, un error individual o una culpa personal.
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